domingo, 16 de mayo de 2010

LAOS

Si hay algún país al cual se le puede calificar como bonito y tranquilo, ese es sin duda alguna Laos y eso que se dice que es el País más bombardeado de la historia..


Después de la sacudida emocional de Vietnam y la ruidosa Ha Noi, nos despedimos de Danielle y junto con Joan nos fuimos a recorrer Laos. La idea era pasar dos o tres días en las ciudades más relevantes del país y cruzarlo completamente de norte a sur.
Tomamos un bus y la primera parada fue Vientiane, la capital. como estaba siendo costumbre, alquilamos unas bicicletas y nos fuimos a dar un paseo por la ciudad y como no, acabamos en los monumentos mas emblemáticos el arco Ptuxay que conmemora la independencia y Pha That Luang símbolo nacional de Laos, una estupa budista de 45 m de altura.

Lástima que las pagodas de alrededor estaban en obras y no pudimos entrar, pero solo por fuera, ya prometían ser espectaculares.

Dejamos Vientiane para subir a Luang Prabang, patrimonio de la UNESCO desde 1995. Aquí fue la primera vez que pudimos ver a los monjes budistas desfilar por la calle con sus cuencos colgados al cuello y recogiendo lo que los ciudadanos les iban dando. Me impresionó mucho ver que antes de que ellos pasaran, ya había personas preparadas para el momento con inciensos, comida, zapatillas y algo de dinero, por lo menos me pareció ver que alguna mujer le daba dinero a uno de ellos.




De Luang Prabang nos fuimos a Vang Vieng, un pueblo que sin duda alguna es para mochileros.
Todo está lleno de bares , restaurantes y tiendas para ellos. Entre muchas otras cosas, la mayor atracción turística de este lugar es el tubing.

¡Es durísimo! Todavía no se como pudimos superarlo….


El tubing se trata de alquilar un gran flotador, en realidad es una rueda de camión pintada de amarillo con la que navegas río abajo. Y quizás os preguntéis: ¿Y que tiene eso de divertido?. Pues nada. Pero lo que si es divertido son los bares que hay a las orillas del río.

Unos bares de madera con trapecios , tiroxinas, toboganes de los que te puedes tirar desde lo alto de un árbol al río y claro, a primera hora estás bastante bien, pero a medida que pasa el día y el alcohol va haciendo su trabajo ves a cada uno y a cada una partiéndose la espalda al caer al río de cualquier manera.

Mientras vas tranquilamente en tu flotador, te van tirando botellas de agua atadas a cuerdas para remolcarte hasta el bar en cuestión, cada uno con su música y sus trampolines sin ninguna seguridad.
Pero realmente es muy divertido.

Por ultimo nos quedaba “Las cuatro mil islas” Si Pan Don . Llegamos a Pakse y el autobús nos dejó en una zona done ya estaban esperando unas cuantas mini van y sus respectivos comisionistas que te ofrecían el transporte hacia las cuatro mil islas. Pero ciertamente nos pareció muy caro. La mayoría de turistas que habían viajado con nosotros en el autobús ya llevaban el transporte reservado, otros lo cogieron allí mismo y al final nos quedamos más solos que la una,después de deshacernos de los comisionistas que estuvieron dándonos la vara durante una larga hora.

Empezaban a abrir los comercios y mochila a cuestas nos fuimos hacia lo que parecía un mercado. Después de negociar un rato largo conseguimos que un conductor de TUC TUC junto a su hijo nos llevara a la estación de “autobuses” que estaba al otro lado de la ciudad.

Pudimos subir a una especie de camión carguero donde materiales de construcción, frutas, verduras, bicicletas, niños, niñas, hombres, mujeres y cinco mochileros compartiamos cinco horas de trayecto, eso sí, a mitad de precio.

Entre todo esto conocimos a Diana “Di” una chica alemana con orígenes de Laos que estaba estudiando la lengua y cultura de sus antepasados. Joan se pasó todo el trayecto hablando con ella, Saray medio dormida y yo soportando un fuerte dolor de estómago que hizo que el camino se me hiciera eterno.

El camión nos dejó como a unos doscientos metros de nuestro destino, así que tuvimos que caminar hasta llegar a orillas del río Mekong y allí rentamos unas barquitas que nos llevaron hasta la isla Don Det que aunque no es la más grande, es la más barata y la mas concurrida por mochileros.
Las cuatro mil islas se deben a que en la parte más ancha del río, cuando cesan las lluvias y baja el nivel del río, aparecen un montón de pequeñas islas hay dos que están habitadas, Don Khong la más grande y la que nosotros decidimos adoptar como campamento.


Nos alojamos en unas cabañas típicas del lugar cada una con sus correspondientes hamacas en los pórticos. La isla carece de cualquier comodidad que os podáis imaginar, las camas son para romperse la espalda, pero eso es lo que hace que sea un lugar especial.

Los cuatro lo pasamos de maravilla con las espectaculares puestas de sol , las cascadas del rio,y las noches en la playa donde se reúnen todos los mochileros y cada loco con su tema. Eso si, los restaurantes del lugar pusieron a prueba la paciencia de todos, el más rápido tardó dos horas en servirnos la cena.


No podía faltar la excursión en bicicleta para circular por las dos islas que están comunicadas entre ellas por un pequeño puente en que hay que pagar peaje para cruzarlo. Al final de la isla teóricamente se pueden ver delfines de agua dulce, pero no tuvimos la suerte de verlos. Pero eso sí, la vista era espectacular.


Tengo que reconocer que Laos no ha dejado una huella imborrable en nosotros ni nada de eso, de hecho ya veis que no tenemos mucho que contar, pero también debo reconocer que en pocos lugares se respira la paz que se respira en este poco conocido país.

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